Con este trago comienzo un recorrido por los cocktails clásicos, esos que tienen historia y por eso me gustan más, espero que los disfruten tanto como yo.
El Bloody Mary forma parte del segmento de tragos reconstituyentes o “Pick me ups”, esos que elegimos al día siguiente de una gran fiesta y más aún si estamos con resaca ya que contienen elementos nutritivos.
Si bien su origen es controvertido sabemos que nació allá por 1921, la historia más difundida nos dice que fue en el Harry’s New York Bar de París donde Fernand Petiot lo mezcló por primera vez.
Se lo asocia con la Reina María I de Inglaterra (María Tudor) quién en su afán de restaurar el catolicismo en su reinado condenó a casi 300 reformadores religiosos durante las “Persecuciones Marianas” a la hoguera y recibió el apodo de “María la sanguinaria” o Bloody Mary en inglés.
Aparentemente María fue una niña un tanto enfermiza, de padres separados, lo que hizo que la declararan ilegítima, eliminaran de la línea de sucesión, expulsaran de la corte y fuera reemplazada por su hermanastra, la futura Isabel I, a la cuál para colmo de males, debía servir como dama de compañía.
Finalmente, poco antes de morir, Enrique VIII decide incluirla nuevamente en la línea de sucesión aún considerándosela legalmente hija ilegítima, por lo que más tarde pudo acceder al trono.
Quizás sea en los avatares de su vida donde se deban buscar las razones de su cruel frivolidad…
Fotografía: Revista Top Chef
La receta
5 cl de vodka
15 cl de jugo de tomate
1 golpe de jugo de limón
1 golpe de salsa Worcestershire
1 golpe de salsa tabasco
Pimienta
Sal
Rama de apio para el garnish
Agitar bien llos ingredientes en coctelera y colar en un vaso highball (trago largo) con hielo.
Lau Malbec, una sommelier en Bolivia

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