
Durante mucho tiempo en la historia de la humanidad, lo más habitual fue combinar quesos y vinos de la misma región; a este concepto se le llama maridaje viña-pasto porque los pastos donde se alimenta el ganado que da la leche para hacer posteriormente el queso son cercanos a los viñedos, y comparten el clima y el tipo de suelo.
Posteriormente se fueron haciendo maridajes con vinos y quesos de países diferentes cuya armonía se descubrió gracias al comercio internacional. Es el caso de la combinación del Oporto portugués y el queso Cheddar británico‚ por ejemplo.
Vinos y quesos son productos vivos que con el paso del tiempo van transformando aromas, sabores y texturas; hay quienes los prefieren jóvenes y quienes los disfrutan más maduros.
Esta pareja se ha consolidado como el maridaje más frecuente sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que no existe una buena comunión entre estos dos productos y evidentemente si lo que queremos es catar un vino y someterlo a nuestros sentidos no será conveniente que antes degustemos quesos porque entonces nuestra capacidad de percibir aromas, sabores y sensaciones quedará disminuida considerablemente puesto que los quesos, aun los más suaves‚ poseen aromas y sabores que suelen prevalecer por sobre sus acompañantes.
Pero si nuestra intención no es catar vinos‚ ni quesos; sino básicamente el disfrute de estas delicias‚ tendremos en cuenta varios aspectos al momento de decidir con que vino acompañar el queso o viceversa.
Un queso muy curado y aromático hará desaparecer a un vino delicado,lo mismo sucederá con un vino robusto e intenso junto a un queso fresco. También debemos recordar que la unión de los taninos del vino junto con productos muy salados o ácidos originan una sensación desagradable en el paladar, por ello los vinos tintos, con poco tanino y bastante fruta o los añejos con taninos más delicados, serán mejor compañía para los quesos que los tintos jóvenes con alto contenido en taninos. Aún así, ante la tan variada gama de quesos que podemos encontrar en la góndola del supermercado, seguramente mayor armonía se conseguirá si elegimos un vino blanco dulzón o un rosé demi-sec, también los vinos espumosos pueden sorprendernos por su docilidad a la hora de la combinación con quesos. Los vinos tipo Oporto son un buen contraste para los quesos azules, ya que el carácter salado del queso se neutraliza a la vez que el vino pierde su sabor dulce.
Quesos suaves
Conseguirán una buena armonía servidos junto a vinos blancos secos, tintos ligeros o rosados.
Quesos Fuertes
Se acostumbra combinarlos con vinos tintos fuertes y de gran cuerpo, sin embrago la unión con vinos dulces naturales o de cosecha tardía resulta una exquisitez.
Maridajes tradicionales
Vino | Queso |
Jerez | Manchego |
Sauternes | Roquefort |
Gewürztraminer | Münster |
Ribera del Duero | Manchego |
Burdeos | Roquefort |
Chardonnay | Manchego o queso de cabra |
Penedés | Quesos secos |
Champagne | Quesos de intensidad media y alta |
Lau Malbec, una sommelier en Bolivia.
En realidad lo agujeros en el queso se deben en parte al co2 producido por el metabolismo de algunas bacteria y en mayor parte por la presencia de las bacterias propionicas, que producen el gas propionico que nos deja como resultado los hojos en el emmental, en el gruyere, etc. Muy lindo el artículo felicidades!!
Gracias por comentar y por tu aporte Pedro! Saludos!!