Los vinos rosados son un punto intermedio entre los vinos tintos y los blancos. Suelen ser muy frescos y afrutados como los blancos y deben beberse a la misma temperatura que ellos; pero sus aromas son por lo general de frutos rojos. Igual que los vinos tintos presentan aromas a fresas y frambuesas, en este caso muy frescas, y también podemos encontrar en ellos notas florales y herbáceas o vegetales.

vinos rosados

Antiguamente para conseguir este tipo de vinos se mezclaban proporciones iguales de vinos tintos y blancos ya elaborados, por decirlo de otra manera se elaboraban con las mermas.

Esta costumbre entro en desuso porque la calidad conseguida no era buena; pero mientras tanto le ganó gran mala fama a estos vinos y aún hoy hay personas que los consideran “muy malos” y que “ni en broma” toman un vino rosado.

Pensando en rosado

Actualmente el vino rosado se piensa como tal desde el principio, los cuidados puestos en su elaboración nos dan grandes resultados traducidos en vinos muy agradables, disfrutables y diversos.

El método más utilizado para conseguirlos es el de la maceración corta, que consiste en mantener el jugo de uvas un corto tiempo en contacto con los hollejos (menos de 24 horas) por lo que la transmisión de color al vino será menor que la conseguida en la elaboración de tintos. Uvas muy cuidadas y rigurosos controles de temperaturas son algunos otros ingredientes para la receta del éxito.

La gran variedad de vinos rosados; que algunas veces se pueden presentar secos y otras dulces, a veces intensos y otras ligeros, a veces más o menos ácidos; nos abre la puerta a miles de combinaciones gastronómicas y más de una vez, cuando uno no se termina de decidir si elegir un vino tinto o uno blanco para determinado plato, puede utilizar el vino rosado como un comodín, ese As bajo la manga que le ayudará a salir airoso en más una ocasión.

Maridaje con vinos rosados

Maridaje con vinos rosados

Son ideales para descorcharlos desde el aperitivo, acompañando luego comidas medianamente ligeras y cerrando con broche de oro una cena con un rosado que acompañe una fresca, suave y espumosa mousse de frutos rojos.

Ya no hay excusas, a descorchar vinos rosé!

 Lau Malbec, una sommelier en Bolivia

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